Sin propósito
No buscabas escribir ni ápice de
ruido, y más aún, componías desde antaño una melodía nupcial. Esos lánguidos
Cascanueces no paran su danzar, mientras en mi alma entreteje, cual maraña, un
pentagrama con trazos tan finos como la brisa que ahora escapa de tu boca...
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