Letras&Letras

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jueves, 21 de febrero de 2008

Festival de Comida Mexicana

DE LAS CASUALIDADES Y LOS DESATINES

El pasado domingo 18 de noviembre tuve la dicha y el placer de disfrutar de las delicias del festival de comida mexicana en un prestigioso hotel de la ciudad. Simultánea a mi deleite gastronómico fue la presentación de Mariachi en turno y su esplendor innegable, ¡qué voces! ¡Qué canciones! Y qué sorpresa la que me llevé cuando en una pared cercana a la piscina vi la fotografía de una de las más diligentes gerentes de nuestra ciudad, actual manager del Hotel en cuestión.

Valga aclarar que cuando hablo de diligente no hago alago de sus logros profesionales sino de sus altruismos y vínculos amistosos con la política y el ayuntamiento del área metropolitana; aclaro que se trata de favores inaplazables como los que ha hecho a cercanos míos, entre ellos, los señores alcaldes del área metropolitana y otros funcionarios públicos –incluso del ejército y policía nacional-, quienes muy complacidos han sabido aprovechar los servicios de este hotel de cadena llevando a sus bellas mujeres – ninguna de ellas sus esposas legítimas – a sus amiguitas esporádicas, a sus compañeritas de parranda de alta alcurnia, a las profesionales en sacar de mis allegados favores sexuales ergo económicos.

Entonces, cabría aquí formularse un par de preguntas: cuando se habla de residencias y hospedaje de cuatro horas, ¿estamos hablando de los antros de mala muerte a los que se refieren las personas conservadoras y puritanas? O ¿estamos hablando de un hotel cinco estrellas como lo es la sucursal de la S!”#R HOTELES?

En mi humilde opinión, el hotel en cuestión es y seguirá siendo una muy respetada y prestigiosa entidad de hospedaje y eventos, no por ello dejaré de preferir sus salones para los eventos de mi padre; no obstante, cuando usted - amigo lector - desee o necesite una residencia local, no dude en visitar el hotel llamarme, y deje que su gerente general le atienda personalmente, ofreciéndole sus servicios de forma gratuita y sin reservas ni registro en recepción –pregunte a nuestros queridos alcaldes cuánto dinero han ahorrado-, y haga de su estancia un bacanal con glamur.

Atentamente,

La rana inquisidora.

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