Letras&Letras

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jueves, 21 de febrero de 2008

EnCarte 2007

Floridablanca, Enero 12 de 2008


Queridos amigos, familiares… y enemigos que nunca faltan:

Por tercer año consecutivo reciban en sus saturados buzones de correo mi anual entrega de encartes, un trivial y chirriadísimo balance –según Andrea Rico – del acontecer en mi tranquila y a veces agitada vida.

Es un honor, orgullo y dicha cósmica haber culminado tan largo año académico – un semestre de diez meses que difícilmente olvidaré- pude haber tenido hasta tres cortes de cabello distintos en este lapsus, pero la falta de feeling con mi estilista, y pereza garantizaron que siempre llevara un arma blanca recogiendo mi cabello, un instrumento quirúrgico denominado pinza.


En el plano de la vanidad, los problemas con mis pantalones ajustados no atenuaron, creo que estuve a punto de renunciar, sin embargo, la no compatibilidad con las faldas y los tacones me hicieron replantearlo. En paralelo, mi relación con las zapatillas deportivas se hizo más fuerte… aunque menos deportiva.


Fue el año en que debía jugar rugby con mayor intensidad, pero las interminables gripes me azotaron a toda costa y la peste creció en mí. Por otro lado, vino el crecimiento y el desarrollo… no de mi cuerpo sino de mi mente y mi espíritu. Mis 170 cms de estatura ya no se dilatarán más; no obstante, existen circunstancias, momentos, anécdotas y demás que nos hacen madurar de un solo sopetón… es así como también logramos crecer.


Fue el año en que me acerqué más a mi familia, en que disfruté más de su compañía y momentos exóticos. El reencuentro con los hijos del tío Orlando – después de casi 17 años de su muerte -. Fue el año de los años? No creo, pero se le ha de parecer. Fue el año de las emociones más hondas y menos triviales, de la reflexión, de los viajes cortos e inesperados; fue el año de las decisiones o por lo menos de planear mi vida en los próximos 10 años: cada paso, en cada momento, cada etapa como una meta fijada, cada personaje que acompañaría ese instante, cada lugar, y por supuesto, mi familia quien ha de estar allí.


Fue el 2007 un año largo, como ningún otro después de 1992, después de la hora Gaviria y del memorable apagón. Fue el año de poder renacer y también de tener que morir: la muerte de mi primo Steve Jr., de Rosita – amiga de la familia - y su no victoriosa lucha contra el cáncer, y la más absurda de todas: la muerte de Jaime Alberto Acevedo a causa de la negligencia del Hospital Universitario después de resultar herido por una papa bomba lanzada por otro estudiante de la misma universidad – UIS -.


La muerte es un suceso natural e inevitable, se nos llama a ser mortales. Si de muerte es el asunto, queda mucho y muy poco por decir, más bien por conocer: el haber presenciado la exhumación del cuerpo de mi abuelo paterno me deja perpleja: ¡somos nada! Reitero. No haberle visto en varios años para después, en un viaje corto y no planeado a la calurosa Cúcuta, verle hecho un despojo de secas fibras, casi como un tronco seco y viejo. Recuerdo bien que mi tío – hombre valiente - no fue capaz de acercarse a sacar la urna donde estuvo por seis largos años, tampoco pudo sostener la filmadora, era la primera vez que yo presenciaba un hecho como este: exhumar el cuerpo de mi abuelo. No pude más que ayudar a sacarle de allí y sostener la filmadora para grabar de principio a fin el procedimiento: un metro ochenta de fibras secas como lo mencioné, un tronco que despedazaban… y sonaba como madera hueca; cada movimiento de desprendimiento significaba astillas por doquier, ver lo firmes que pueden ser las articulaciones produce escalofríos, especialmente si eso implica tener que cercenar el cuerpo. La tensión se apacigua y todo vuelva a la calma, esta vez los protagonistas son los sollozos y las lágrimas, la nostalgia que carcome. El osario estaba listo y yo, su nieta mayor tengo el honor de escribir su lápida de arena húmeda. Mi abuelo Justo Pastor López Casallas nació el mismo año que Gabriel Garcia Márquez – 1928 – y aunque no escribió relatos merecedores de homenajes y hasta el premio Nobel, sí los vivió. Sus hijos y nietos somos prueba de ello, somos sencillamente consecuencia de su vivir y de su guerriar por la vida.


Tras la visita a Venezuela y retornar a Cúcuta y Pamplona, me queda el recuerdo de mi estancia en el místico y viejo seminario católico de este pueblito. Un escenario perfecto para los filmes del director Tim Burton y su siempre elegido protagonista Johnny Deep. Cualquier parecido con los escenarios de Edward Scissorhands, El Gran Pez o La Legenda Del Jinete Sin Cabeza es una dichosa coincidencia.


En otros asuntos… los amigos… ¿qué hay de los amigos? Mi querida y respetada Erika Jaimes – Akire - sigue en Bogotá estudiando su maestría en Física, su vida bohemia vive un nuevo apogeo en la candelaria y existe en ella un nuevo vicio, más allá de ser downhiller, de ser rugbier, es toda una experta en la indisciplina del GO. Mi mimada y siempre angelical Diana Ximena – Hannah Sayann - y su nuevo e ilícito amor… ¡que delicia el paseo a PANACHI y al Mesón Del Cuchicute! Mi inseparable amiga Laura Mateus – Bunny Girl – con quien he disfrutado y padecido este último año, mi no olvidable Melissa Quintana – Lilo – y su loca idea de ir a acampar: ¡te digo que no es buen plan ir al monte a aguantar hambre y frío! Sin embargo, confieso que la pasé de maravilla en enero en Curití; y a mi más querida vecina Mayra Alejandra Silva: la próxima tomata también será en Piedecuesta? Y qué decir de la gente de la U, mis queridas Angela y Julia, mis adorables Tola y Maruja, que buena forma de celebrar los cumpleaños, y mi querido y caro amigo Héctor, what´s the matter, man? Mi muy respetable Diana Grass: ¿qué dice Daniela? A todas las niñas de Old Guard Letras, gracias por la paciencia, no soy buena en el Baloncesto, vengo de jugar rugby por dos años consecutivos y allá la cosa funciona diferente.


¿Queda alguien excluido? No realmente, a los otros o a los más importantes, ya les he agradecido personalmente. Sólo basta esperar las nuevas chokoaventuras del 2008.


– (Quienes lean esta carta y sientan nostalgia han de ser de mi bando, los fabricados antes del 84, los que habremos visto en la tele la toma a la Casa Nariño, la tragedia en Armero, y que sin lugar a dudas supimos lo que fue Naturalia y Cuentos Verdes) -.

E. Leydy López Cárdenas

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