Andes
Y cruzas por los
Andes y bendices la tierra que pisas:
Si tus pies descalzos
huellan herencia de grandes sabios,
si tus ojos de madera
acanelada cincelan paisajes de tiempos más nobles,
si tus fibras guardan
calidez y ternuras frágiles,
no es casualidad ni
azarosa la cuestión,
es que el destino
trazó mis sueños en tu cuerpo de infinita bondad.
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